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Novela terminada, ¿y ahora qué?

Novela terminada, ¿y ahora qué?

La semana pasada aprendí muchas cosas, pero la más importante fue una frase tipo sentencia que me voy a tatuar:

Nunca actúes movida por la necesidad.

Hace pocos días que comenzó la carrera del Premio Literario Amazon de 2021 y todo el mundo se ha lanzado de cabeza detrás de él. Algunos, esos que pertenecen a la familia de la endogamia de manual, se hacen publicidad unos a otros sin haber leído siquiera la sinopsis del libro que proclaman con ardor como merecido ganador. 

¡Qué pereza!

No solo escritores del mundo, sino también pretendidos gurús que lanzan anzuelos con un perfecto y persuasivo copy para que creas que ellos podrán ayudarte a conseguir tan preciado galardón.

Siempre y cuando seas un autopublicado y hayas subido con tus propias manos y medios tu obra a Amazon.

En estos momentos yo me debato entre dos aguas: si volver a pelear porque mi novela descanse en una editorial tradicional, con su maquetación perfectamente diseñada y sin acceso directo a la plataforma donde se deciden la mayoría de las ventas (léase Amazon), o ser la dueña de mi destino literario y lanzarme al mundo de la autopublicación (léase en Amazon).

Si te preguntas por qué ando en tan insulso frenesí te confirmaré que sí, que por fin he decidido poner el punto final a mi segunda novela y lanzarla a los brazos de mis lectores. Aunque sería mejor que fuera a las manos, pasar páginas con los codos no debe ser tarea fácil. Ni siquiera en un ebook donde no hay que chuparse el dedo para que las páginas no se peguen entre ellas y corras el riesgo de saltarte parte importante de la trama.

¿Me preguntas si estoy contenta? Pues, con miedo, como siempre, el síndrome del impostor ataca de nuevo. Es más pesado que un novio celoso.

¿Hablamos de las ventajas y desventajas de la publicación con editorial y la autopublicación?

Empezamos por el sueño de todo escritor: la editorial tradicional. Para empezar, si has llegado a este punto es porque lo has hecho requetebién y has redactado una carta y un briefing de diez para que hayan puesto sus comerciales ojos en tu obra. No es fácil porque la competencia es dura, pero a veces tocas la tecla afinada y surge la chispa.

Ventajas de la editorial:

La editorial se encarga de portada, ¿corrección? y maquetación.

Y pongo entre signos de interrogación la fase de corrección porque, muy a nuestro pesar, no todas las editoriales lo hacen o no todas lo hacen a conciencia.

Tengo la mala costumbre de leer los libros en papel con un lápiz en la mano para subrayar todos los fallos que encuentro y apuntar el número de página al principio del todo. Allí donde aún no han empezado aún las letras de los créditos. He encontrado más de cien fallos en una novela de escasas 200 páginas.

Ese resultado afea tanto a autor como a editor, pero ese es un tema que muchos compañeros y profesionales han puesto ya en evidencia y no me quiero repetir.

Si tienes la suerte de firmar con una buena editorial, no tienes que preocuparte ni de almacenar stock en tu casa ni de configurar una plataforma de pago en tu web con el consiguiente dolor de cabeza (o gasto en el caso de que seas exigente con el trabajo y prefieras que lo haga un profesional en tu lugar) o pérdidas económicas si en lugar de hacerlo bien, apuntas a un destino desconocido que recogerá encantado los frutos de tu trabajo escritoril.

En teoría, la editorial te redacta una bonita nota de prensa y la envía a sus medios afines (y no tanto) donde se supone que los conocen y publicarán en un gran número de casos.

Hasta aquí. No te creas las películas. No existe un roadshow de entrevistas y viajes a lo largo y ancho del país donde los medios hacen cola para entrevistarte. No irás de tertulia en tertulia hablando de los protagonistas de tu libro. No vas a aparecer en todos los escaparates de pequeñas y grandes librerías ni te toparás con autobuses vinilados con tu portada y tu cara (libre de patas de gallo gracias al fotoshop).

La promoción corre de tu cuenta, bonita, que ellos han hecho la parte más costosa. Pero lo difícil es responsabilidad tuya. Y la asignatura de «Véndete como una profesional» sigue siendo optativa y yo no la elegí. ¿Lo hiciste tú?

Hasta aquí la vida de una autora novata en una editorial de tamaño pequeño tirando a mínimo.

¿Y la autopublicación?

En el fondo, el único cambio que hay respecto al largo camino que recorres de la mano de una editorial es que tú te encargas de corrección, maquetación y diseño de portada.

Si te quieres bien y no quieres fracasar antes incluso de haberle contado a tu madre que has escrito un libro, deja estas labores en manos de profesionales.

Si te sientes perdida y no conoces a nadie, yo te puedo recomendar algunas «fieras» en sus respetivas especialidades. Pero no caigas en la tentación de pedirle a tu amiga Puri, que lee mucho, que te corrija tus letras. No vayas a Canva a diseñar tu portada, no subas a Amazon un libro que no mereciera formar parte del catálogo de Planeta.

Una vez escuchado el consejo gratis de la semana, queda el resto: promocionar tu obra como si hubieras nacido para hacerlo.

Redacta tu propia nota de prensa y busca en un directorio dónde tienes que mandarla si quieres que alguien te haga caso. Lo más probable es que, al ser más desconocida que el padre de Bambi poca gente lea siquiera el asunto del e-mail, pero si eres avispada, que lo eres, harás como Isabel Veiga López y buscarás afinidad con el contenido de tu novela para ganar visibilidad. Mi problema es que no hay (todavía) una asociación de menopáusicas locas de atar, pero llegará. 

También puedes mirar en la web de escritores.org donde te dan un exhaustivo listado de todos los departamentos de cultura donde te ignorarán con una educación exquisita. El silencio bien utilizado no es tan grosero como un «¿dónde vas con esto, loca?»

Como verás, todos los caminos conducen a Roma. Yo estoy dilucidando cuál de los dos tomar. No es que tenga una cohorte de editoriales admiradoras, pero sí cabe la posibilidad de que me ponga manos a la obra para hacer llegar la novela a aquellas que tengan afinidad con mi contenido. Bueno, más bien al contrario, que mi contenido sea afín a sus publicaciones.   

Lo que es cierto es que ya está. Que los personajes de 45 días por año vuelven con peripecias divertidas. Que hay algunos nuevos que te harán pasar un rato magnífico y que tengo que dejarlos ir antes de que sigan protestando en mi cabeza acusándome de posesiva y carcelaria.

No es que les haya cogido cariño, es que son parte de mí y me cuesta dejarlos marchar.

¿Tienes ganas de leer mi nueva novela El mito del chiringuito? ¿Qué te sugiere el título?

 

 

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