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La crisis de los 40

La crisis de los 40

Pensaba que se trataba de una cosa del pasado. Que ya lo teníamos superado. Pero la crisis de los 40 no es solo un tema social sino genital.

Sí has leído bien. Genital. Porque nada tiene que ver la crisis de los 40 en hombres o en mujeres.

Si te apetece jugamos a las 7 diferencias. ¿Empezamos?

¿Qué es la crisis de los 40? 

También es conocida como crisis de la mediana edad. Se supone que a los 40 has llegado al ecuador de tu existencia y te da por hacer un análisis vital de tus logros y fracasos.

Es como un examen de selectividad en el que eres juez y parte. O lo que es lo mismo, que eres el examinado y el examinador. Y todos sabemos que no hay lupa más feroz que la que nos aplicamos a nosotros mismos.

El ojo ajeno tiende a ser más benévolo, pero en este período de nuestra vida nos ponemos en modo masoquista.

¿Qué es lo que analizamos en esa crisis de los 40? 

Imagina que entras en el confesionario. Tú decides si te sientes más cómoda en el de Gran Hermano o en el de tu párroco. El caso es que te toca hacer balance de cuáles eran tus sueños cuando te imaginabas en la edad adulta.

Abres tu corazón y el baúl de los recuerdos y analizas cómo sales en esa comparativa de los pensamientos libres de un joven sin experiencia y con muchos sueños, y lo más común es que salga perdiendo el adulto real frente al soñado o imaginado.

Entonces, es posible que te entre una prisa loca por hacer todo lo que no has hecho hasta ahora y que temes que nunca puedas llevar a cabo si no es ahora.

¿Cuáles son las diferencias entre la crisis de los 40 en hombres y mujeres? 

Esta pregunta es parecida a la de qué es primero el huevo o la gallina. Porque, ¿acaso tenemos tanto en común los hombres y mujeres?

¡Para! ¡No respondas!

No hablo de igualdad de oportunidades. Estoy hablando de caracteres.

¿Recuerdas el libro Los hombres son de Venus y las mujeres son de Marte?

 

los hombres son de marte las mujeres son de venus

Lo puedes ver aquí 

Conocí en su momento a muchas mujeres que hicieron de él un manual, un libro de cabecera. Todas las noches lo repasaban a la luz de la lámpara de la mesilla de noche, ávidas de conseguir domar a la fiera que les nacía en las entrañas ante la pasividad o conformismo de sus maridos.

Y ni unas somos unas histéricas ni otros unos tranquilo-pasivos.

Según parece, este clásico moderno ha ayudado a hombres y mujeres en el mundo entero a darse cuenta de lo diferentes que son, y a comunicar sus necesidades sin necesidad de conflicto.

Yo no me lo he leído. Y si no, que se lo pregunten a mi querido esposo

Casi 30 años después de su publicación, tengo dos personas muy cercanas que me lo siguen mencionando como parte del éxito en su matrimonio. Si ellas lo dicen…

Dejémonos ya de evocaciones literarias y vayamos al grano.

¿Cómo es la crisis de los 40 en los hombres?

Cuando un hombre llega a la mediana edad, en la mayoría de los casos, se encuentra en una relación estable, con algún retoño llorón, y con un trabajo en el que la rutina es la tónica general.

Si echa la vista atrás, recuerda que cuando tenía 20 años, él se imaginaba con un coche o moto de un millón y medio de caballos para quemar rueda con los amigos, pasando jornadas enteras de juerga con los amigos compartiendo risas y cervezas, con una melena surfera al viento y una vida despreocupada y feliz.

 

la crisis de los 40 en hombres

 

El caso es que, en ese momento, ante el espejo, con una alopecia galopante, un trabajo de oficina más bien aburrido, un coche familiar con cuatro ITV pasadas ya y escaso tiempo y ganas de salir con los colegas, le entra un miedo “quepaqué” y le da por intentar quemar los últimos cartuchos.

Lo de la infidelidad no es un cliché, por mucho que nos pese, y sí, buscan alguien con quien mantener relaciones sexuales diferentes a las que tiene en casa.

Hay que mantener vivo el espíritu de la juventud. ¡Arriba las pistolas!

No quiero recordarle que, en esos momentos, la mezcla de alcohol y sexo, con la excitación de lo prohibido añadida, puede acabar en gatillazo. Y tu pareja habitual es capaz de perdonarlo porque a cambio hay días magníficos. Pero una desconocida pensará que eres un poco impotente.

Mejor guarda la pistola, amigo, y practica nuevas modalidades en casa…

Si pretende cambiar el coche con un maletero más amplio que el vestidor de una Kardashian por un deportivo biplaza, lo más normal es que su mujer le saque el estado financiero de sus cuentas, la provisión necesaria para pagar estudios a los niños y la factura de la reparación de la lavadora que ya no aguantará un envite más.

Un escollo salvado. Seguirá conduciendo un monovolumen.

Volverá a quedar con sus amigos de toda la vida, que también están en el mismo momento vital. Todos menos uno, Juan el soltero, que les restriega cada fin de semana sus conquistas vía Tinder.

El será el encargado de llevarlos de ruta por los nuevos pubs de moda. El soltero viste pantalones ajustados y con algún roto estratégico, zapatillas deportivas, barba de cuatro días y conoce a todos los encargados.

Vistos desde la distancia, parecen un grupo de turistas chinos comandados por un guía a punto de mostrarles las obras de arte de un museo.

El soltero lleva la espalda recta, se mueve con soltura y señala a sus amigos lo que hay que beber, quién es tal o cual chica, dónde está el baño para cuando la próstata afloje… lo normal de una noche de juerga salvaje de colegas.

 

la crisis de los 40 en hombres

 

Los demás, vestidos con su ropa de padre de familia se sienten incómodos y encogidos. Inseguros porque el mundo de la noche ha cambiado mucho.

A las once de la noche a más de uno se le escapa un bostezo tras otro. Porque no ha pegado ojo en toda la noche debido a la varicela del pequeño. Su sueño es irse a casa de una vez y meterse en la cama. Y rezar para que sus hijos tengan clemencia y no lo despierten a las 7 de la mañana.

El terror que le da haber perdido el tren de sus sueños perdidos se convierte en un chiste. Y en el período comprendido entre dos semanas y cinco años dejará de lado esta segunda edad del pavo y recobrará la madurez perdida.

 

¿Cómo es la crisis de los 40 en las mujeres?

A nosotras nos persigue a partir de esta edad la sombra de la menopausia.

Si no has sido madre, te entra una angustia terrible por serlo. Porque si no, sientes que te quedarás incompleta. Porque la mayoría de tus amigas tienen unos niños maravillosos y por su culpa no pueden quedar contigo para tomar el brunch los fines de semana.

Si, por el contrario, te has realizado como madre, el problema se va a centrar más en tu cuerpo. Entre los embarazos, las lactancias y la rumba que tienen las hormonas dentro de ti, tus pechos cuelgan irremisiblemente, compras crema anticelulítica con la misma frecuencia que leche semidesnatada y en tu cintura empieza a instalarse un antiestético flotador que impide que te cierren los vaqueros que te acompañan desde que tenías 25 años.

la crisis de los 40 en las mujeres

 

No quieres parecerte a tu madre, pero cada mañana eres un poco más ella. Y, sin darte cuenta, te pones intensa

En el trabajo solo contratan a mujeres mucho más jóvenes que tú y estás obsesionada con que juzgan tu cuerpo y tus arrugas cuando no las oyes.

Otro día hablaremos de la paranoia interior que nos dieron a beber cuando nacimos…

Te apuntas a doble sesión de gimnasio para luchar contra la flacidez, pero te das cuenta que como no abran hasta las 3 de la mañana, no vas a poder ir. Entre el trabajo, la casa, los niños y dormir, el día está más que completo.

Empiezas a mirar con otros ojos a los hombres solteros de la oficina. Tonteas con ellos y puede que hasta fantasees con una noche loca de pasión absoluta. Solo para comprobar que el hombre que duerme contigo te sigue queriendo.

Pero para ser infiel hace falta sentir seguridad absoluta para mostrarse desnuda delante de un desconocido.

Así que buscas precios de liposucciones, balones gástricos, tratamientos de ácido hialurónico y de vitaminas faciales. Echas la cuenta de por cuánto te puede salir el polvo y tiras la toalla.

Cuando caes en la cuenta de que no tiene ningún sentido empezar la casa por el tejado, pides hora en la peluquería para cambiar tu aspecto. No hay nada que no pueda solucionar un buen corte de pelo juvenil y unas mechas del color de moda esta temporada.

Entras imaginándote la actriz de moda y sales hecha un adefesio, llorando y rogando porque el pelo crezca mucho más rápido de lo humanamente posible. No todo el mundo puede llevar con dignidad un rapado al tres y el color blanco ceniza que luce alguna influencer veinteañera.

Si supera con dignidad esta prueba es muy posible que la depresión no llame a su puerta.

 

la crisis de los 40 en las mujeres

 

Al final, no tengo muy claro si en Venus y Marte sus habitantes seguirán estos patrones.

Aquí, en la Tierra, hay una nueva corriente. Se empeñan en asegurar que los 40 son los nuevos 30. Si mantenemos la misma tesis, los 50 son los nuevos 40, así que la mala noticia es que si no has tenido la crisis de los 40 en su momento, te puede llegar a los 50.

También es posible que te libres. Como las afortunadas que tienen hijos adolescentes que no sufren una terrible metamorfosis al llegar a esa etapa de la vida.

Pero de eso hablaremos otro día, que hoy me he enrollado mucho.

Cuéntame, ¿tú tuviste crisis de los 40? ¿tu pareja? ¿O tal vez estás en pleno proceso de padecimiento…? Me encantará leerte.  

Ya sabes, si te ha gustado este artículo, compártelo. 

 

 

 

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