Adoro leer en vacaciones. El placer de abrir un libro en la playa, debajo de la sombrilla, es muy similar al de meterte en un baño de agual muy caliente cuando vienes de pasar mucho frío en la calle. Y este verano no podía ser diferente, que bastantes cosas han cambiado ya.
Hoy voy a hablarte de mis lecturas de verano, y las sorpresas que me he llevado.
El primer libro que cayó en mis manos fue Tú no matarás de Julia Navarro.
A pesar de que siempre he sido amante de los libros muy gordos porque eran el preludio de muchas aventuras que vivir en sus páginas, este pequeño grandullón me ha dado pereza desde que lo recibí como regalo de Navidad en el 2018. Sí, aunque no te lo creas, ha estado durmiendo en una estantería más de año y medio.
¿La razón? Pues que cuando lo empecé me dio un escalofrío con las primeras páginas. ¡Otra novela sobre la Guerra Civil! No puedo más, lo siento. Estoy muy saturada.
Pero aprecio sinceramente a quien me lo regaló y me parecía un desprecio no terminarlo. Con mucho tiempo de por medio, le di una segunda oportunidad, ayudado también por el hecho de que Julia Navarro me parece una magnífica autora.
Y por desgracia, me defraudó. Catalina y Fernando, los dos protagonistas de esta novela de casi 1000 páginas, entran en la categoría de personajes intensos que desesperan. Si ella se hubiera llamado Isabel, les habría quedado a la perfección aquello del "tanto monta, monta tanto". Dos pesados. Ella, hasta la extenuación.
Y yo diría, además, que muchas páginas del libro podrían haberse evitado. Tenía la desagradable sensación de que estaba encerrada en un laberinto y que, tras muchas vueltas de no acción, llegaba siempre al mismo punto.
Mis más sinceras disculpas a la autora. Me parece que es una de las grandes entre las grandes, pero, a veces, no me llega al corazón. Y en esta ocasión no me ha gustado mucho la novela.
Después de algo tan denso, pensarías que utilicé el cerebro y elegí una lectura veraniega más ligera.
Pues te equivocas.
Me decanté, ni más ni menos, que por La madre de Frankenstein, de Almudena Grandes. Aunque no transcurre durante la Guerra Civil, sí es de la posguerra. Cuenta la historia de un caso real, el de Aurora Rodríguez Carballeira, quien asesinó a su propia hija porque pensaba que era una creación incompleta y con defecto de fábrica.
La novela no habla solo de Aurora, quien en estos momentos está recluida en el manicomio de Ciempozuelos, en Madrid, sino que aprovecha para hacer un retrato de la sociedad de la época a traves de médicos, enfermeras y los satélites de trabajadores del susodicho manicomio.
Alucinante es la palabra. Me encantó.
Además, opté por el audiolibro por primera vez, y me parece un maravilloso trabajo el de los locutores.
Altísimamente recomendable. Y, aunque forma parte de una pentalogía, tiene entidad para poder leerse aparte de las demás.
Empiezo a pensar que estoy gozando de un verano intenso. Yo, que escribo algo tan ligero como mi querida 45 días por año, llena de risas y con pocas complicaciones mentales para el lector, me he sumergido en novelas que te llevan a un pensamiento muy profundo.
Después de dos autoras nacionales, mi siguiente libro de vacaciones fue Lo que encontré bajo el sofá, de Eloy Moreno.
Siempre me parece reconocible la personalidad de Eloy Moreno en sus libros. Es nostálgico, introspectivo, cuenta temas reales convertidos en poesía, y, en esta ocasión, dibuja muchos personajes en esta novela. Algunos están milimétricamente perfilados, otros pasan como un suspiro, pero todos tienen su porqué dentro de la historia.
Maravillosa novela en la que te entran unas ganas irrefrenables de visitar Toledo, conocer sus leyendas y pasear por sus calles como una de las protagonistas.
Tan solo quitaría un par de páginas de soflama política, porque no me pegan ni con cola en el conjunto del libro, pero todo lo demás es maravilloso.
Es un espejo de la realidad de nuestras vidas hasta en detalles nimios que te obligan a sentirte identificada con los personajes.
Muy recomendable.
Mi cuarta novela vino de la mando de un anglosajón. Paul Auster me regaló su Invisible. Es curioso que Eloy Moreno también tenga una novela con el mismo nombre y sin ninguna relación de trama.
Esta novela, como todas las del maestro Auster, es increíble. Una novela que va de un escritor (frustrado) y que deja sus anotaciones a un viejo amigo para que sea él quien la escriba.
No desvelo más porque hay que leerla. Pero a mitad del libro abres la boca de la sorpresa y es difícil volver a cerrarla.
Altísimamente recomendable.
Con el listón tan alto, he decidido que debía relajarme un poco, así que actualmente estoy en proceso de leerme Pídeme lo que quieras de Megan Maxwell.
Relajarme, no me he relajado nada. Creo recordar que en la tercera página ya había escena subida de tono de las que te quitan el aliento. Yo quiero conocer a la Sra. Maxwell para que me diga cuál es su fuente de inspiración. ¿Acaso visita la sección de taladros de Leroy Merlin para crear empotradores?
Mejor, todo esto te lo cuento en otro post. Así te veo otro día.
Mientras llega, me podrías contar cuáles han sido tus lecturas este verano, porque para lo que queda, lo vamos a dar casi por finalizado.